miércoles, 29 de febrero de 2012

ORGANOS DE LOS SENTIDOS

ORGANOS DE LOS SENTIDOS



Constituyen el aparato encargado de percibir las distintas impresiones o sensaciones del mundo exterior, y transmitirlos a los órganos nerviosos centrales.

Se trata de receptores formados por células nerviosas sensibles a variados estímulos: luminosos (fotorreceptores), mecánicos (ondas sonoras, presión, temperatura, dolor...), químicos (olfatorios, gustativos). Existen órganos sensoriales internos que transmiten las modificaciones vitales del organismo a los centros nerviosos, pero los órganos principales de los sentidos son la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto.

Vista

El sentido de la vista se sitúa en los ojos, está constituido por el globo ocular y otros órganos anexos. En los animales superiores es par, ubicado en el interior de los huesos de la cara, en las cavidades orbitarias que presenta la parte anterior de la cabeza. Debido a la ubicación frontal de ambos ojos la visión es binocular, permitiendo apreciar las tres dimensiones de las imágenes que capta.

Globo ocular
El globo ocular está compuesto por tres membranas concéntricas cuya parte más externa es la esclerótica o blanco del ojo, consistente en un tejido opaco, fibroso y duro, salvo en su zona anterior que es transparente y convexa formando la córnea, y su zona posterior que está perforada para dar salida al nervio óptico. La parte intermedia del globo ocular, desde la esclerótica hasta la retina, es un tapizado muy vascularizado llamado coroides, que finaliza por delante mediante un anillo multiciliar blanquecino (anillo circular) en la unión entre la esclerótica y la córnea.
Tras la córnea se sitúa una cámara acuosa transparente (humor acuoso), en medio de la cual se halla el iris; éste es un diafragma musculoso, contráctil y opaco, en cuyo centro está la pupila o niña, la cual regula la cantidad de luz que penetra en el ojo variando su diámetro, función que es llevada a cabo mediante la contracción o dilatación de sus músculos circulares y radiales.
Detrás del iris está el cristalino, un cuerpo lenticular, transparente y biconvexo cuya misión es hacer converger los rayos luminosos de manera que formen imágenes en la retina; la pérdida de transparencia del cristalino da lugar a una enfermedad conocida vulgarmente como cataratas.
La capa más interna del globo ocular es la retina, constituida por diez capas superpuestas que acoge variados elementos nerviosos y de sostén; sus células (conos, bastoncillos, neuronas bipolares y multipolares) se prolongan y agrupan para constituir el nervio óptico, el cual parte de un punto llamado ciego, debido a que en él no se produce ninguna visión.
Las células de la retina contienen una materia pigmentaria altamente sensible a las impresiones luminosas que recibe, y que producen la sensación visual; la zona de mayor agudeza visual es la posterior, llamada fóvea, mácula o mancha amarilla. Los conos de la retina se relacionan con esa agudeza visual, mientras que los bastoncillos tienen que ver con las condiciones de escasa iluminación. Todo el resto del globo ocular está ocupado por el llamado humor o cuerpo vítreo.
El mecanismo de la visión se produce de forma similar al utilizado para obtener la imagen en una cámara fotográfica. Así como en la cámara existe una película sensible a la luz que se sitúa detrás del objetivo, en donde se materializa la impresión de la imagen captada, en el ojo esa función la realiza la retina, donde las células receptoras son estimuladas para después conducir los impulsos nerviosos que generan hacia el cerebro. En la cámara se regula la cantidad de luz que penetra en el interior mediante un diafragma mecánico; de manera homóloga el ojo utiliza el iris como diafragma, contrayendo o relajando los músculos que lo gobiernan.


EL OIDO, es el órgano sensorial de la audición, también acoge otro sentido, el del equilibrio, que se encuentra en los canales semicirculares del oído interno. Es par, y se halla situado a uno y otro lado de la cabeza.
Consta de tres partes: oído externo (oreja con su pabellón auditivo, y conducto auditivo), oído medio (caja del tímpano), y oído interno (laberinto).

Oído externo
El oído externo comprende el pabellón u oreja y el conducto auditivo. El pabellón consiste en una lámina replegada e internamente cartilaginosa, cuya misión es conducir las ondas sonoras hacia el conducto auditivo. Éste es un tubo de unos 3 cm de longitud, de cartílago al principio y óseo en su parte final, en la membrana del tímpano. Este conducto acoge las glándulas sebáceas y ceruminosas segregadoras del cerumen.
Oído medio
El oído medio comienza en la caja del tímpano, una cavidad del hueso temporal que a través de dos orificios o ventanas (la oval y la redonda) comunican con el oído interno por su parte posterior. La faringe también se comunica con el oído a través de un orificio existente en el canal de la trompa de Eustaquio, de esta forma la presión interior y exterior quedan equilibradas.
En el oído medio se distingue una cadena de cuatro huesecillos movibles y conectados entre sí, que se sitúan entre el tímpano y la ventana oval. Son el martillo, yunque, lenticular y estribo. Su función es transmitir las ondas sonoras.

Oído interno
El oído interno se sitúa detrás de la caja del tímpano. Comprende el laberinto, caracol o coclea y canales semicirculares.
Caracol
El caracol o coclea consiste en una cavidad en la que reside el llamado órgano de Corti, en alusión a su descubridor, el anatomista italiano Alfonso Corti (1822-1876). Es un órgano arrollado en espiral, ósea en su parte externa y membranosa en la interna; entre ambas partes se encuentra un líquido llamado perilinfa, y en el interior de la membranosa se halla otro líquido llamado endolinfa. En el caracol residen las terminaciones ciliadas de las células sensitivas del oído.
Laberinto
El laberinto está constituido por un conjunto de cavidades situadas en el interior del peñasco del hueso temporal, por dentro de la caja del tímpano. Su parte externa es ósea y en su interior se halla el laberinto membranoso formado por el utrículo (saco del que parten los tres canales semicirculares) y sáculo (bolsa que comunica con el caracol). Éstos y los canales contienen endolinfa, en ellos reside el sentido del equilibrio. Mediante los movimientos de la endolinfa las células sensoriales de los canales envían impulsos al cerebro, informando sobre la posición de la cabeza, permitiendo así mantener el equilibrio. Cuando el nivel de la endolinfa se altera por cualquier motivo, se produce entonces una pérdida de orientación dando lugar a mareos.


Olfato
El olfato es un sentido quimiorreceptor, como el del gusto, que se estimula mediante las sustancias volátiles que se desprenden de los cuerpos, o las que se encuentran en estado gaseoso, permitiendo así percibir los olores.
El órgano del olfato está constituido por el nervio olfatorio y sus terminaciones nerviosas, las cuales se diseminan por la parte superior de la mucosa pituitaria, que tapiza las fosas nasales. Los impulsos nerviosos se transmiten a través de las terminaciones nerviosas hasta el bulbo raquídeo, y desde éste hacia la corteza cerebral olfatoria.

El sentido del olfato es fácilmente fatigable, ya que tras un corto periodo de tiempo sometido a la percepción de un olor de nivel estable, éste deja de percibirse por adaptación de los receptores olfatorios.

Gusto
El gusto es un sentido quimiorreceptor, como el del olfato, que se localiza en la boca. Las sensaciones del gusto son percibidas en aquellas sustancias líquidas o disueltas, mediante receptores gustativos de tipo químico, los cuales se agrupan en los llamados botones gustativos u olivas, que se sitúan en los laterales de las papilas linguales. Los impulsos nerviosos de estas sensaciones son transmitidos por los nervios craneales (lingual y glosofaríngeo) al bulbo raquídeo y a la corteza cerebral.

Tacto

El sentido del tacto se localiza en la piel. Se trata de una forma exteroceptiva de sensibilidad, que permite detectar y localizar sobre la superficie cutánea el estímulo por diferencia de presión que produce un objeto, e incluso determinar su textura. El tacto reside fundamentalmente en las terminaciones nerviosas y corpúsculos táctiles, que se localizan en la epidermis y en el espesor de la dermis. La abundancia de corpúsculos táctiles se relacionan directamente con la mayor o menor agudeza táctil. El tacto también permite transmitir sensaciones térmicas y dolorosas, pero a través de otros puntos sensibles distintos y en localizaciones diferentes de los citados puntos táctiles.


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